Un hombre en la niebla (II)
No estaba segura de lo que había visto. La pareció más una imagen mental que real. Aquella noche creyó que sus recuerdos le habían provocado el deseo de ver lo que no era. Por eso ni se le ocurrió parar. Por eso y porque iba sola. Tuvo miedo, pero no pánico. Lo más seguro es que fuese algún borracho que había aparcado en alguna cuneta, con el coche oculto a los que pasasen por la carretera, y buscaba un sitio donde orinar, donde vomitar, que le diera el aire fresco y despejarse, o todo a la vez. Aquel era un comportamiento que, en fin de semana, se repetía mucho en los pueblos. Era viernes noche, un poco pronto para desvariar así, pero amigos suyos habían hecho cosas más extrañas bajo los efectos del alcohol. Lo más probable es
|