San Isidro Labrador,
que de humildes sois
modelo,
por la mañana temprano,
antes de empezar la faena,
siempre mirabas al cielo,
y para todos pedías
paz, amor y consuelo.
Eres noble y generoso
eres persona ejemplar,
tu conducta era siempre,
ejemplo de los demás.
Hacías tu vida en el campo,
llena de bondad y amor,
porque en el campo no se miente,
ni se conoce rencor.
Siempre se distinguían,
las tierras que tu labrabas,
con tu fe y tu oración
tu siempre las abonabas.
Nunca eras egoista,
tu vivías feliz así,
el saberte conformar fue,
un don que Dios te dio a ti.
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En tu vida San Isidro,
supiste aprovechar,
vivir entregado a Dios,
y ayudar a los demás.
Cuando estabas en el campo,
entregado a tu faena,
en esos surcos que hacías,
tan derechos como velas,
que brillaban más que el sol,
y siempre daban cosecha,
porque los hacías con amor.
Tu dedicaste tu vida,
al campo y a la oración,
y a diario ibas al templo,
a visitar al señor.
cuando venías del trabajo,
y llegabas a tu hogar,
tu corazón rebosaba,
de amor y felicidad
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